Técnicas de pastoreo

Foto: the bbp

Definición de pastor:

1. Persona que cuida y apacienta ganado, especialmente ovejas.

2. Sacerdote protestante.

3. Eclesiástico que tiene fieles a su cargo, especialmente obispo.

4. Perro que cuida al ganado.

No hablaré de ganado, ni de quien lo cuida; tampoco hablaré de fieles o sacerdotes. Hoy hablaré de jefes, de estilos de liderazgo.

La responsabilidad principal de un jefe es liderar al equipo para alcanzar los objetivos comunes previamente establecidos. Asignar tareas, establecer prioridades, fijar procedimientos. Como mecanismo para poder abarcar su responsabilidad, debe delegar y controlar el grado de cumplimiento en el desempeño por parte de sus colaboradores. Ésa es la teoría que todos los jefes deben cumplir. Para hacerlo, cada uno desarrolla su propio estilo de liderazgo y, de manera sucinta, describimos aquí dos estrategias a la hora de ejercer esa labor:

1. Guía. En los lugares frecuentados por turistas, disponen de una serie de personas —cicerones— que ayudan en la visita a la ciudad, el museo o el monumento. En estas visitas guiadas, el cicerone precede a los visitantes orientándoles según un recorrido establecido con anterioridad. En el caso de que coincidan muchos grupos suelen llevar un palo en alto que sirva de referencia para que los visitantes no se pierdan. Cuando veo un grupo así, siempre me acuerdo de un chiste malísimo —Seguid avanzando… Y Vanzando y los que le seguían se perdieron en la selva—.

Foto: saracino

Es una técnica de pastoreo habitual. El líder va el primero y desarrolla en los miembros de su grupo una suerte de conductas imitativas que hacen que, a la larga, deban seguir un curso claramente trazado. Su principal inconveniente se traduce en un dicho que, por mucho repetirse, algunos han asumido como ineludible: “Una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones”.

La capacidad de desarrollar estrategias innovadoras queda circunscrita al propio líder y se cercena la creatividad del resto del equipo. La forma de actuar del jefe determina necesariamente el estilo de cada uno de los miembros del equipo. En ocasiones, los equipos se encuentran incapacitados para una actuación autónoma, necesitando la presencia permanente del guía, que debe mostrarles el camino correcto.

2. Pastor. En los equipos consolidados, maduros en su desarrollo, han abandonado las conductas individualistas y circunscriben su actuación a la consecución de los objetivos comunes. Han dejado de actuar como grupo y se constituyen como un verdadero equipo. Conocen los objetivos generales y comprenden las tareas que deben desempeñar. Son, y necesitan ser, autónomos en su ejecución. Su implicación en las tareas asignadas va más allá de la necesidad de una continua supervisión, lo que permite al jefe —ahora ya pastor— atender otras tareas propias de su condición —hacer queso, charlar con los vecinos que encuentra al paso, escuchar la radio—.

En ocasiones, si el equipo se desvía de su camino, utilizan el bastón para corregir el rumbo, pero han entrenado a unos perros que les ayudan notablemente en esa tarea.

La principal virtud de los jefes que actúan como los pastores descritos es que alientan el desarrollo individual de los miembros de su equipo. Establecen con ellos, y entre ellos, una relación de mutua confianza en la que se consolida una forma de trabajar que permite afrontar las dificultades aprovechando para superarlas las virtudes de cada uno de los miembros del equipo.

Los jefes que así actúan saben que pueden confiar en su equipo. Pueden atender otras ocupaciones en lugar de estar permanentemente vigilando su actuación. A veces, si los mecanismos de control están bien desarrollados, el peligro es que aparezcan (“todo debe funcionar bien, incluso aunque yo esté”).

¿Quieres ser guía o pastor?

Foto: Reza Vaziri